miércoles, 24 de julio de 2013

MI PELUQUERO ES UNA CAÑA

Mi peluquero Toño con su peluquería Tupé es una caña. Vaya nombre, todo sea de paso. Estuvieron de moda en los 80 y 90 pero actualmente ya no se ven como antes. Los tupés quiero decir.

Bueno, a lo que vamos. Toño es un buen tio, buen peluquero, con mucha soltura, pero sobre todo de verborrea fácil. Y ésto último es lo que más me llama la atención de él (mucho más que otros anteriores que tuve). Yo de normal no suelo ser muy hablador (más bien poco), así que cuando me voy a cortar el pelo lo tengo fácil. El va sacando los temas y la conversación fluye por sí sola.

En este caso es más o menos fácil ir contestándole a lo que te va contando o tan solo diciéndole si, si, si. El cambia los temas con una rapidez increible. Otro caso es cuando vas al dentista y la chica o quien corresponda que te está haciendo una limpieza de boca, te empieza a contar historias varias y encima de que estás tumbado, con la boca abierta, sin poder decir palabra, está esperando que le contestes. Eso es más grave. Más bien lo odio. Si ya de por sí, no me gusta ir al dentista, encima que te lo hagan pasar peor todavía.

Bueno, ya tengo cita para mañana para que Toño me vuelva a hacer una vez más el corte de siempre. Soy un poco vago para el peinado, así que cuando voy al pelucas el corte siempre es corto por detrás y los lados, y por encima un poco menos corto para que no de mucho trabajo de peinado. Cuando el pelo empiezo a llevarlo un poco largo siempre suele ser un poco rebelde y poco manejable, así que hay que ir descartando opciones y tirar por el casi rasurado hasta que vuelva a brotar.

Jamás podría llevar la melena de Tomás. Yo en sus viajes tendría que estar pasando continuamente por el peluquero y con las experiencias que él cuenta .....

Como Toño acaba de volver de vacaciones, seguro que tiene temas jugosos, aunque realmente no los necesita.

Pues nada, ahí os dejo la historia de Toño, el peluquero del Tupé.

LIESF

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